¡Mira la pelota!

Hoy he querido compartir un artículo diferente, más fresco, menos intenso. Pensé en este tema hace unos días, cuando mi padre me recordó, viendo un video mío entrenando, que no estaba mirando suficiente la pelota. Ah, pasan los años pero los viejos vicios siguen ahí. Anclados en el pasado…

Y, en seguida, su voz viajó hasta mi memoria y me llevó a momentos de mi infancia, con él al otro lado de la red recordándome eso: «mira la pelota, mira la pelota«, junto con otras órdenes tan importantes como «levanta la cabeza de la raqueta», «ataca la bola», la típica «no la dejes caer» cuando me venía al revés, el «ponte más de lado» en la volea, o la mítica «acaba el golpe arriba» (suerte tengo de mi padre).

Mi vida está construida a partir de esas normas tenísticas que desde mis primeros entrenamientos (desde que tenía, no sé, ¿dos años?) hasta hoy, se van repitiendo en mi cabeza de forma casi inevitable. Es más – y esto debe ser defecto profesional de entrenador, lo reconozco – no puedo evitar estar jugando un partido (o peloteando, o sencillamente viéndolo como espectador) sin ir corrigiendo mentalmente a mi rival (o jugadores), recordando esas máximas que te decía: «es que le ha faltado dar un paso más, ha pegado demasiado de frente» o «no tiene la cabeza aquí, le pega sin mirar a la bola«. Sin mirar.

Pues nada, para celebrar que algunos sí que miran, hoy esta ración de imágenes que circulan por internet recordándonos que las y los que sí saben de esto, no le quitan ojo a ese fantástico trozo de fieltro y caucho que nos tiene tan locos.

Pues eso, no la pierdas de vista. Ellas y ellos no lo harían…

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