A veces, las grandes diferencias en pista no se notan en el marcador (a veces, insisto). Se notan en el sonido del golpe. En esa sensación de firmeza o soltura. En si la bola se te va por dos dedos o cae justo donde querías. Y muchas veces – más de las que pensamos – todo eso tiene que ver con algo que casi nunca cuestionamos: la tensión de las cuerdas.
No me refiero sólo a si encuerdas a 23 o 25 kilos. La de conversaciones que hemos tenido con esto en el club. Hablo de a si alguna vez te has planteado cambiar la tensión entre las verticales y las horizontales. Porque sí, se puede. Y sí, tiene sentido. De hecho, ajustar ese pequeño detalle puede ayudarte a ganar precisión, controlar mejor la altura de tus golpes, o incluso suavizar sensaciones si vienes de molestias en el brazo.
Te lo cuento, por partes. ¿Juegas?

No todas las cuerdas hacen lo mismo
En cualquier raqueta hay dos direcciones de cuerdas: las verticales (también llamadas longitudinales) y las horizontales (transversales). Sé que esto ya lo sabías, pero sólo quería tener un punto de partida porque, aunque todas trabajan en cada golpe, su función no es exactamente la misma.
Las verticales influyen más en la dirección del golpe. Son las que te ayudan a mandar la bola cruzada o paralela con intención. Las horizontales, en cambio, condicionan más la altura y profundidad. Es decir, si tu bola cae dentro… o se va un metro larga.
Esto, llevado a la práctica, significa que puedes ajustar la respuesta de tu raqueta simplemente variando la tensión entre ambos ejes.
Subir las verticales, bajar las horizontales… ¿o al revés?
Imagina que últimamente notas que la pelota se te escapa hacia los laterales, que pierdes precisión en la dirección. Quizás te conviene encordar las verticales un kilo por encima de las horizontales. Eso dará más firmeza a la salida del golpe y reducirá ese pequeño margen de error lateral. Notarás un impacto más seco, más controlado. Menos tolerante, sí, pero más claro.
Ahora imagina lo contrario: que todo lo que pegas se te va largo, que cuesta bajar la pelota, sobre todo cuando aceleras. En ese caso, podrías probar a tensar un poco más las horizontales. Eso compactará la salida y te ayudará a mantener la bola más baja, más domada.
No hay una regla universal. Lo importante es entender qué necesitas y cómo responde tu raqueta a ese ajuste.

El tipo de cordaje también importa
Por supuesto, no puedes hablar de tensión sin hablar del tipo de cuerda que estás usando. No es lo mismo un monofilamento que un multifilamento, ni mucho menos un híbrido. Cada uno reacciona distinto a la tensión, y eso cambia la ecuación.
Los monofilamentos, más duros y estables, ofrecen más control, pero también transmiten más vibración. Si juegas con mono y le sumas tensión alta, cuidado con el brazo.
Los multifilamentos, en cambio, son más elásticos, dan más potencia y amortiguan más.
Y si usas un híbrido, puedes combinar lo mejor de ambos mundos: por ejemplo, montar monofilamento en verticales (para dirigir el golpe) y multifilamento en horizontales (para ganar suavidad y toque). En ese caso, ajustar la tensión cruzada tiene todavía más sentido.
¿Vale la pena probarlo?
Sí. Pero – por supuesto – con cabeza.
Cambiar la tensión cruzada es como afinar – bien – un instrumento: hay que hacerlo con criterio y sin prisa. No necesitas una revolución. Basta con probar con 1 kg de diferencia entre verticales y horizontales, y anotar lo que sientes. En qué golpe se nota más. Qué cambia en tu juego. Cómo responde la raqueta en momentos de presión.
Lo importante no es copiar lo que hace otro. Es descubrir qué te funciona a ti. Y sobre todo, entender por qué.
Conclusión: un pequeño ajuste, una gran diferencia
Vamos a ser sinceros: no vas a ganar un partido solo por cambiar un kilo de tensión. Pero puede que ese ajuste te ayude a sentirte más cómodo. A jugar con más confianza. A conectar mejor con tu raqueta.
Y en el fondo, de eso se trata. De tener el control sin perder la sensación. De jugar con libertad sin regalar puntos. De encontrar ese punto justo en el que la raqueta no te pelea… sino que te acompaña.
¿Tú juegas con tensiones diferentes? ¿Lo has probado alguna vez? Cuéntamelo. Que aquí, ya sabes, nos gusta hablar de tenis…









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