Wimbledon 2003: el principio de una era

   

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¿Quién le iba a decir a Roger Federer, aquel 6 de julio del 2003, que poco menos de dos horas después de saltar a la central de Wimbledon para jugar su primera final en el All England, acababa de escribir la primera página de una de las historias más brillantes del tenis?

Y es que, sí, hoy te traigo la final de aquel año, un partido que enfrentó a Federer y a Mark Philippoussis en busca, ambos, de su primer entorchado en la hierba inglesa. Mark, que venía de regresar al circuito tras superar sus graves problemas físicos, había demostrado un estado de forma excepcional (en su partido de cuarta ronda, logró conectar la friolera de 43 aces a André Agassi, nada menos), pero fue absolutamente incapaz de parar el ciclón tenístico desplegado por su rival, que estaba llamado a convertirse, a la larga, en el dueño y señor de aquel jardín y en, probablemente, el GOAT del tenis masculino.

Tres sets. Un partido corto, no deliciosamente dramático como otros, pero sí muy especial por lo que significó para Roger. Sus lágrimas, al final del partido, lo dicen todo.

Recuerda, aquí arranca la historia de una leyenda. Así que este también es un buen encuentro para disfrutar del #tenisencasa

Por cierto, si quieres ver el partido de los 43 aces, aquí lo tienes. No todos los días un jugador muestra tal repertorio… para desesperación de su rival.

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